miércoles, 26 de agosto de 2015

Gracias por el Fuego.

Pa'l astro Mono.


No dices más.




Lluvia. 



"Siempre me sentí mejor con lluvia. El cielo se pinta de gris y aunque a varias personas les deprime el color en como cambia el mundo; para mí el agua significa vida. Cierro los ojos para sentir en el rostro el caer de las gotas de manera cristalina.

Asombrosamente, aparece el arco iris... canta mi corazón, mi mente brilla de alegría.  

Hoy la maestra Maru nos pidió hacer un dibujo. Yo tracé a la lluvia danzarina con su corona multicolor. Alrededor decoré mi trabajo con unas bellas plantas verdes y arriba solo agregué un ave de color blanco. 
La maestra no entendió que; esa bolita con piquito naranja ¡era un ave! Es algo distraída; por eso tuve que explicarle.

Cuando llegué al hogar seguí dibujando.

Del librero tomé una hoja para pintar el mar; requiere de mucho color azul. Luego me asomé al pasillo. Tal vez hoy, Sor Fabi venga a decirme que mis papás han llegado por mí." 


Dan las ocho de la noche. La religiosa se acerca al dormitorio para llevar a las niñas a cenar: 

-¿Hoy fue el día Fabi? ¿Mis padres vinieron a buscarme? 


La religiosa está ocupada con todas las demás niñas. Entonces la nena se acerca con el dibujo en mano. 


-¡Mira lo que hice hoy! Estoy segura que mis papis ya no están enojados conmigo y que vendrán a buscarme-.


-¡Pero estás toda empapada! Ven nena, vamos a cambiarte y luego a cenar. Llevaré tu ropa a la fogata-. 


-¿Entonces los señores en tu oficina no eran mis papás? Los vi de lejos y como que se parecían-.


-Hoy no fue. ¡Hey! ¿viste el arcoiris del cielo?-.


-Sí, ¿viste el dibujo?-.


-Está muy bonito-.


-Se parece al cuento que nos contaste; de la lluvia y la alberca gigante; el bote y la sonrisa de papá Dios prometiendo no llenar de agua al planeta-.


-Es cierto; ya estás lista con tu pijama. Ve a cenar, antes de que se acabe el pan-.


-Sor Fabi...


-¿Mande?


-¿Me puede ayudar a recortar el arco iris que dibujé? Quiero sonreír como Dios hizo cuando lleguen mis papis, así no les causaré tristeza y me llevarán enseguida. 


Sor Fabi dio un suspiro, luego la abrazó y dijo:

-Eres hermosa, tu sonrisa también lo es. Tus papis te aman, solo que están lejos y les ha costado trabajo llegar. Ahora, ¡anda! Ve cenar.


-¡Ya voy!


Salió la niña corriendo por el pasillo, alegre. 


En todo el hogar abundaban religiosas, niñas y las travesuras; sin embargo Fabiola era la única religiosa capaz de entender el lenguaje de señas.






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