lunes, 1 de enero de 2018

Alice


If I had a world of my own
everything would be nonsense.
Nothing would be what it is, 
because everything would be what it isn't
-Shinedown.





The Shadow...

Su nombre es Alicia. Ella no tuvo la culpa de haber llegado a este mundo, pero el destino así estaba trazado.


Era una madrugada de Enero cuando su madre la abandonó en el albergue infantil para niñas. Hacía frío; justo la lluvia había cesado. 

Las trabajadoras del lugar recogieron a la nena para salvarle la vida, casi moría de hipotermia.


A los 6 años se hizo amiga de Berenice. Cada tarde jugaban con sus muñecas. Esas monas de trapos hechas a mano por un amable grupo de mujeres que gustaba regalar cosas a la casa.  



   


Pasaron los años, comenzó la escuela. Ahí, Alice descubrió la biblioteca. En poco tiempo, la niña decidió pasar el rato en aquel lugar, investigando y saciando sus dudas: ¿Cómo se forma una familia? ¿Qué son los abuelos? ¿Cómo es que vive la gente de otros lados? ¿Qué le pasa a mi cuerpo? ¿Cómo es el cuerpo de los hombres? ¿Será el arco iris la sonrisa del cielo? ¿Dios existe? ¿Cuantas especies de animales existen?


La bibliotecaria era buena amiga. De vez en cuando le contaba historias sobre sus viajes del pasado: París con su Monet, su música y paisajes bellísimos; Monterrey y sus carnes sazonadas, el moverse entre sus calles y sus cerros. Ella era fanática de la música e historia de cada lugar al que visitaba; así que, por cada anécdota citaba la canción que había marcado el viaje, además de mostrar algunas fotografías. 


Mientras Beatriz más historias contaba a Alicia, ella sentía en su mente la necesidad de investigar más sobre la vida y el mundo. ¿Cuál fue el primer cuento de la historia? 
¿Cómo construían las cabañas los cerdos del bosque si tenían pezuñas? ¿Existen brujas en las sierras de México? ¿cómo alimentar a una estrella de mar para que sobreviva en tu pecera? ¿Cuánto tardaron en construir la torre Eiffel? ¿Cómo es el clima en Europa? 

Tenía las ocurrencias más locas y originales.

A la hora de dormir ella contaba todo esto a su muñeca de trapo. Comenzaba a soñar y dentro de su mente empezaba a crear las historias más alucinantes que su inocente mente podría crear: Cuando el niño devorador de libros se indigestó por una palabra escrita con mala ortografía y tuvo que ir con el duende del bosque para que lo sanara; mientras que en el pueblo un terrible emperador quería mandar a toda la muchedumbre y pidió ayuda a algunas brujas a cambio de la olla de oro al final del arco iris.


Han pasado muchos años, el albergue cerró. Y de Alice ya no se supo nada.




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